Huellas de trineo
Hay drama y emoción a raudales, y cada capítulo termina con una especie de cuadro informativo que deja los temas completamente actualizados, de modo que puedes abordar un capítulo a la vez en nuestro mundo digital y ajetreado o, como yo, dejarte llevar y leértelo todo de una tirada. – Eleonora Johansen en el periódico del sur de Groenlandia Kujataamiu
Un hombre no necesita poseer más que lo que cabe en un trineo de perros. Pero Ivars Silis se mueve con gusto para que también haya sitio para ti en la carga cuando mira atrás sobre el rastro de su vida en el trineo. Un vertiginoso zigzag salpicado de carámbanos y destellos de calidez y felicidad.
Las memorias de Silis parten de un campo de refugiados en Amager y de una serie de divertidas anécdotas en Copenhague, antes de que el joven, con un título de ingeniero en el bolsillo, vuele a Groenlandia en 1964. Tras tres años como geofísico abandona las tablas climáticas, carga su trineo con un rifle y una cámara y se une a los cazadores inuit de osos. Fue el comienzo de una larga carrera como cazador, fotógrafo y hombre de expediciones en regiones árticas, pero también con incursiones a continentes más cálidos y a Letonia, donde tiene sus raíces.
En este libro conocemos a algunos de sus amigos: grandes cazadores, biólogos apasionados, valientes pilotos, editores cínicos, millonarios locos y morsas resoplando.
Groenlandia ha sido la tierra de Silis durante medio siglo, y él ha notado en su propia piel todo ese vertiginoso desarrollo. ¿Qué camino elegirá ahora Groenlandia, cuando el calentamiento global derrite el hielo bajo las patas del oso polar y la isla más grande del mundo ha pasado a estar en el punto de mira de las grandes potencias?
Encuadernado, 304 páginas.
